Los viernes
olvidamos la frustración
desqueremos lo maldito
por siempre y una noche
somos los desheredados
del entendimiento
la voluntad
y el consuelo
en el tronco del árbol
raspado con las uñas
se dibuja el eterno reclamo
de los ciegos viscerales:
siempre es muy poco tiempo
Yo les digo
a todos los sordos
que cuando me vaya
hundiré conmigo el cielo
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