martes, 13 de septiembre de 2011

en el reino marginal...







a mi lado muere un león

vienen a despedirse los amigos

y la conciencia a tres kilómetros por hora


a mi lado calla una nube

la pareja juega con cerillos

mientras un listón frenético

es el único sonido de la noche


a mi lado reposa un volcán

mira cómo los perros deshacen un piano

y en esta ciudad es apenas posible creer

que hay hoteles con buenas historias:

donde una familia es un ejército hecho de azufre y burbujas.

viernes, 2 de septiembre de 2011

El aviso oportuno es requisito del presupuesto mensual.







El marginal, como la hormiga,
trabaja para subsistir,
y al igual que ella tiene necesidades básicas:

Una comida diaria.
Un vaso de agua.
Un libro a la mano.
Una película sin clasificación.
La canción de la infancia.

Pero su corazón de cigarra,
no lo deja ahorrar más allá de un peso.

Cada viernes,
el panda toma una maleta
y se va por el camino largo
en busca de nuevos bambús.

Hemos vivido con menos,
se dice cuando sus bolsillos vacíos
contemplan sobre la tierra inexplorada,
el nuevo amenecer.






Para nosotros, cada día es como el viernes, y como los viernes todo está permitido...

*



no tenemos nada en contra de los que viven en domingo. O en jueves. O en miércoles.

*

jueves, 1 de septiembre de 2011

el panda no traiciona










¿Quién me obliga a una soga? 



Quieren ir más cerca de la nada.
La ruta de lo incompleto
y su voz martilla.
El asiento mohoso lejos del hogar
y las manos sometidas.

Se dicen "está bien",
no deseamos nombres.

Luego yace un corto circuito:
aquí las horas y los durmientes.

Ir sin el ánimo de la estampida
a poner una huella en documentos ilegibles,
a dejar mi rostro en listas con cianuro. 

No conocer a nadie. Sólo los números
que dirán "sí" a todas sus peticiones.


Sin embargo, yo quiero ir más cerca 
de los campos de trigo, pero en las indicaciones 
no estoy yo para dinamitar alambradas.

Matan gaviotas y taladran que la salvación
habita en el otro lado del puente.