¿Quién me obliga a una soga?
Quieren ir más cerca de la nada.
La ruta de lo incompleto
y su voz martilla.
El asiento mohoso lejos del hogar
y las manos sometidas.
Se dicen "está bien",
no deseamos nombres.
Luego yace un corto circuito:
aquí las horas y los durmientes.
Ir sin el ánimo de la estampida
a poner una huella en documentos ilegibles,
a dejar mi rostro en listas con cianuro.
No conocer a nadie. Sólo los números
que dirán "sí" a todas sus peticiones.
Sin embargo, yo quiero ir más cerca
de los campos de trigo, pero en las indicaciones
no estoy yo para dinamitar alambradas.
Matan gaviotas y taladran que la salvación
habita en el otro lado del puente.
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