jueves, 1 de septiembre de 2011

el panda no traiciona










¿Quién me obliga a una soga? 



Quieren ir más cerca de la nada.
La ruta de lo incompleto
y su voz martilla.
El asiento mohoso lejos del hogar
y las manos sometidas.

Se dicen "está bien",
no deseamos nombres.

Luego yace un corto circuito:
aquí las horas y los durmientes.

Ir sin el ánimo de la estampida
a poner una huella en documentos ilegibles,
a dejar mi rostro en listas con cianuro. 

No conocer a nadie. Sólo los números
que dirán "sí" a todas sus peticiones.


Sin embargo, yo quiero ir más cerca 
de los campos de trigo, pero en las indicaciones 
no estoy yo para dinamitar alambradas.

Matan gaviotas y taladran que la salvación
habita en el otro lado del puente.







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