
El marginal, como la hormiga,
trabaja para subsistir,
y al igual que ella tiene necesidades básicas:
Una comida diaria.
Un vaso de agua.
Un libro a la mano.
Una película sin clasificación.
La canción de la infancia.
Pero su corazón de cigarra,
no lo deja ahorrar más allá de un peso.
Cada viernes,
el panda toma una maleta
y se va por el camino largo
en busca de nuevos bambús.
Hemos vivido con menos,
se dice cuando sus bolsillos vacíos
contemplan sobre la tierra inexplorada,
el nuevo amenecer.
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